domingo, 3 de abril de 2011

Borrando la historia

La realidad vista a través de unos ojos americanos, que tienen parte de su familia en el estado de Israel, y que son capaces de expresar las injusticias y el acoso que sufre el palestino. Esta es la situación que vive Shiri Raphaely, y sus compañeras del blog: http://midthoughtblog.com/, un blog que como ellas mismas expresan en la presentación, quieren que sirva como un foro abierto, en el que poder confrontar distintas ideas y conceptos.

Una de ´las últimas noticias que ha llegado desde aquella zona, ha sido la aprobación por parte del parlamento israelí, de una ley que niega a partir de ahora, las subvenciones estatales para la conmemoración de la Nakba (término árabe con el que se recuerda el éxilio) palestino. ¿Cómo puede afectar esto a la población? Shiri nos da su visión en el siguiente post  (agradecer la traducción del artículo a Felix Díaz):

Borrando la historia

En Israel abundan múltiples narrativas que se solapan unas con otras. Gotean unas sobre otras, se desafían mutuamente y luchan por el título inalcanzable de verdad suprema. Y, aunque no hay tal cosa, parece como que el gobierno israelí actual está trabajando duro para establecer oficialmente un relato hegemónico como parte de la construcción en marcha de una identidad nacional que solo sea judía-sionista. En la noche del martes 22 de marzo, el Knesset pasó una legislación que pareció no notarse en líneas generales, a pesar de su significado. La “Ley Nakba”, que legisla la retirada de subvenciones estatales de cualquier institución que conmemore el día de duelo palestino, es discriminatoria y amenazante para los ciudadanos palestinos, y dañina tanto para palestinos como para judíos.

El Día de la Nakba marca la expulsión, el desplazamiento y la pérdida de la vida y la propiedad que ocurrió en 1948 y coincide con las celebraciones del Día Israelí de la Independencia. Cuando se le preguntó por las razones que sustentan la ley, el diputado Alex Miller, de Yisrael Beitenu, que la promocionaba, afirmó: “Veo el Día de la Independencia como un símbolo del Estado, pero desde una edad temprana a algunos ciudadanos de Israel se les enseña a ver este día como un día de duelo.  Así que o bien queremos educar para la coexistencia y la paz, o queremos que se lave el cerebro a los alumnos y se les incite contra [otros] ciudadanos de su Estado desde una edad temprana”.

Es absurdo usar la coexistencia como justificación de una ley que deslegitima la memoria colectiva de una población indígena minoritaria. Es un brusco paso atrás si se compara con los avances en educación de minorías a escala global. Sociedades post-coloniales y post-conflicto, como Bolivia, Guatemala, Perú, Sudáfrica, han empezado a desarrollar programas de educación intercultural y multicultural que enseñan narrativas históricas múltiples, en un esfuerzo por trabajar hacia la reconciliación y por construir una identidad nacional inclusiva. Mientras, la nueva ley de Israel solidifica oficialmente la incompatibilidad de la historia y cultura palestina con la actual construcción del Estado-nación israelí, promoviendo una historia que no ha de ser cuestionada, debatida o examinada, y enmarcando el punto de vista palestino como inválido, violento, antagonista e ilegal.

El efecto de esta ley, concentrado en los ciudadanos palestinos de Israel, facilita que los ciudadanos judíos lo ignoren. De hecho, se aprobó con un voto de 37 contra 25, ya que muchos diputados de inclinación liberal que se hubieran opuesto sencillamente no fueron a votar, tal vez porque parecía no ser asunto importante. Sin embargo, creo que la idea de que no nos afecta es uno de los mayores errores en torno a la conmemoración de la Nakba. El relato de la Nakba es una parte significativa de la historia judía israelí y es crucial para reconocer la tragedia que conlleva la victoria violenta de cara a aprender lecciones del pasado.

Si alguna vez va a haber una paz real en la región, no vendrá de una verdad absoluta para cuya aceptación se obligue o coaccione a todo el mundo. Más bien, vendrá del acogimiento de la validez de múltiples narrativas. Escribiendo sobre la cuestión de la historia, parece necesario citar a Howard Zinn, el historiador que nos hizo cuestionar las narrativas históricas de los EEUU por primera vez a mí y a muchos compañeros míos. Dijo: “Sugiero que, si sabéis historia, no será tan fácil que os engañe el gobierno cuando os dice que tenéis que ir a la guerra por ésta u otra razón; que la historia es un arma protectora contra la manipulación”.

Así que, ahora que se están borrando en Israel partes de la historia, ¿qué valor tiene esto para nuestro futuro aquí?