lunes, 18 de julio de 2011

Por la "Dignité" del pueblo palestino

El barco más pequeño, se puede convertir en el más grande. El Dignité-Al Karama, uno de los dos barcos de la campaña francesa "Un bateau pour Gaza", el más pequeño de la Flotilla de la Libertad II, va cargado con todas las fuerzas de l@s que no hemos podido salir con el Gernika, el Tahrir, el Iuliano, el Saoirse, el Audacity of Hope, el Louise Michel, el Stefano Chiarim o el Methimus#2,  de todas las energías de tod@s los que han estado haciendo el trabajo desde "tierra", y con todo el ánimo de aquell@s, que de alguna u otra manera han colaborado en la consecución de los barcos. 

En el Dignité, viaja Dror Feiler, cabeza visible de la campaña en Suecia (ese saxofonista, israelí de nacimiento que nos estremece cuando le escuchamos en el documental de David Segarra "Fuego sobre el Mármara"), o  Vangelis Pissias de Ship to Gaza-Greece (tercera vez, que se encuentra en alta mar, para romper el bloqueo), o Jean Claude Lefort (ex-diputado francés del Partido Comunista, miembro honorífico del Parlamento galo y presidente de la Asociación Francesa de Solidaridad con Palestina), o Amira Hass (periodista del diario israelí Hareetz), pero sobre todo viaje la esperanza de millones de palestinos, de miles y miles de gazatíes, que ven como, cuando se habla de la flotilla, queda patente su situación, además de visibilizar la manera de actuar de un gobierno sionista, que maneja a su antojo a los dirigentes de los países "democráticos".

Y mientras esto sucede, mientras la sociedad civil se moviliza en defensa de los derechos humanos, en Israel los derechos civiles, de un estado que se llama democrático, se siguen perdiendo. Hanin Zuabi, viajaba el año pasado en el Mavi Marmara, durante la I Flotilla de la Libertad. Entonces era diputada en la Kneseet (parlamento israelí), por el partido Balad, y a día de hoy lo sigue siendo, pero no con los mismo derechos. Hoy, el Comité de ética de la Knesset, ha decidido sancionarla sin poder votar en los debates de las comisiones a las que ella pertenece. Ya el año pasado, por su participación en la flotilla, perdió su pasaporte diplomático, además de no poder viajar a los países con los que Israel no mantiene relaciones oficiales, y no utilizar la asistencia legal, a la que tiene derecho como parlamentaria. Aún se puede dar con canto en los dientes, de poder seguir votando en los plenos...

Mañana conoceremos si el entrañable Dignité ha conseguido llegar a las costas de Gaza, o si por el contrario, se siguen vilipendiando los derechos de las personas, en el mediterráneo oriental. 



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