Cita en Barajas. Esto más que un barco de españoles parece de británicos... que exquisita la puntualidad de todo el mundo. Se intuye en el aire que es un viaje especial, distinto y que hoy no cabían ni retrasos, ni posibles excusas que pudieran explicarlos. Visita obligada a los mostradores, para que todo quede en orden, y para dentro a esperar la salida. Sabemos donde vamos y sabemos que tenemos que hacer grupo, que hay que ser un piña durante todo el viaje, que puede que en el algún momento nuestra vida puede que esté en un comportamiento adecuado del que tenemos al lado, y hay que tener confianza en todxs.
Hoy, es una mezcla de nervios, de ver que por fin llega el día, de que no se te olvide nada de lo importante, y de esas cosas que se ha puesto como “obligatorias”, de revisar siete veces que el pasaporte esta en su sitio, de comprobar que la ropa que llevas es la mínima, y que ya no se puede quitar nada más. Pero también es un día marcado por las “ganas”, esas que consiguen que todos los que zarpamos nos recibamos al reencontrarnos con una sonrisa cómplice, y con un saludo cariñoso.
Sabemos a donde nos vamos, aunque no realmente a donde, y sabemos lo que podemos encontrarnos por allí. Sabemos que hay más de un millón y medio de hermanos que están esperando que durante unos días, seamos su portavoz internacional, aquellos que eleven la voz, sobre el bloqueo que se está cometiendo con la franja de Gaza, y señalemos las condiciones infrahumanas es las que cada día tiene que vivir, tal cantidad de población en la que llaman la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Mientras estemos en alta mar, los ojos del mundo estarán mirando Gaza y a su gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario